domingo, 29 de agosto de 2010

Viajar por Francia: comentario general

FRANCIA.

Los franceses son uno de los pueblos que mejor viven de Europa y por lo tanto del mundo. Son, por lo general, amables y educados aunque en ocasiones algo fríos, y son excelentes anfitriones. Los pueblos franceses en su gran mayoría están limpios, muy limpios, y bastante cuidados. También están muy orgullosos de sus tradiciones y de sus productos, vendiéndose por todas partes productos “pays” o “région” o “du terroir” que son productos de la zona, normalmente vendidos sin intermediarios del productos al vendedor.




A los franceses les gusta embellecer sus pueblos con flores, existiendo las “villes fleuris”, que son pueblos y ciudades especialmente bonitas por su profusión de flores y jardines. Son muy recomendables de visitar.

Francia es el mayor país agrícola de la Unión Europea, y tienen una especial obsesión con cuidar las zonas agrícolas y sus entornos, ya que muchos franceses se siente “paysans” o sea, gente de campo. Les encanta salir los fines de semana a los pueblos y a los bosques, hacer pic-nic o comer en los restaurantes que por todos los pueblos del país ofrecen menús a precios moderados. La mayor parte de la legislación en la U.E. de tipo medioambiental y de protección de los entornos rurales, agrícolas y naturales es impulsada por Francia, que ha hecho cuestión crucial la defensa de un determinado modo de vida rural en cuanto a la calidad de los productos y paisaje.

PUEBLOS Y CIUDADES

Al contrario que en España, en Francia apenas ha llegado el boom inmobiliario. Eso ha hecho que, pueblos de gran belleza y un entorno increible, tengan precios tanto de compra como de alquiler muy baratos en relación a España. Igual pasa en ciudades de tipo medio, salvo París y alguna otra gran ciudad, los precios son muy asequibles.

La mayor parte de las ciudades y pueblos que he visitado son, en general, limpias, ordenadas, sin demasiado caos de tráfico (excepto París, y Marsella). Se puede aparcar bien, pagando (“payant”) en los cascos urbanos, y gratis (zonas blancas) en los alrededores. Para el turismo hay parkings gratis en practicamente el 100% de los pueblos y ciudades, cercanos al centro y bien comunicados y señalados.

En los pueblos de recorrido de las grandes nacionales, suele haber parkings para descansar-comprar. En muchos de esos parkings hay servicios gratuitos, razonablemente limpios en la mayor parte de los casos. Esos parkings permiten a la gente quedarse a dormir, tanto en coches como en caravanas. En las zonas turísticas no permiten aparcar a las caravanas, aunque siempre tienen algún sitio pagando habilitado para ellas.


CAMPINGS

En Francia hay infinidad de campings. Suelen estar abiertos todo el año, salvo en zonas frías o no muy visitadas. Existen dos tipos de campings, los municipales y los privados. Los municipales son muy básicos y muy baratos en general. Suele ser una explanada de hierba a las afueras del pueblo, al cual se le ha construido un bloque sanitario (lavabos, W.C. y duchas).

Los campings privados suelen ser muy buenos, incluso excelentes. La relación calidad-precio es muy buena. Normalmente ubicados en lugares de gran belleza o cercanos a lugares de interés, por precios moderados (12-18 euros) ofrecen parcelas grandes para dos personas, coche y tienda. Los campings 2 estrellas franceses son como los 3 estrellas españoles, pero bastante más baratos. La oferta de campings es extensa y por ello no suele ser necesario reservar camping, pero conviene no fiarse en temporada alta (julio-1ª quincena agosto).

En los campings franceses se respira paz y tranquilidad. Hay muchos extranjeros (ingleses, holandeses,italianos, belgas) y no se suele hablar español. El francés y el inglés son los idiomas comunmente hablados en toda Francia, así que mejor ir preparados en cuanto a idiomas. Los campings suelen tener cafetería-restaurante, piscinas, tienda, actividades diversas, alquileres de bicicletas, etc.


PAISAJE

Después de hacer varios miles de kilómetros por carreteras secundarias de media Francia, os diré que el paisaje francés es simplemente bellísimo. Con grandes ríos que surcan Francia de este a oeste, y con lluvias suficientes durante la mayor parte del año, la mayor parte del territorio es de un verde constante, alternándose zonas de cultivo-bosque, con densos bosques de hoja caduca, todo ello en llanuras de poca altitud (menos de 100 mts de altitud de media) y sin montañas altas, pero interrumpidas esas llanuras con zonas más o menos abruptas que configuran de cuando en cuando zonas agrestes.

Francia también tiene playas soleadas, tanto en el este como en el oeste. Se pasa calor, solo que menos calor que en España y hay días que parecen más de primavera que verano. Se practican los deportes de vela con profusión. En el Mediterraneo es algo parecido a la zona de Cataluña, pero en la zona atlántica hablamos de grandes mareas y vientos medios-fuertes, de ahí que el deporte de la vela tenga en la costa oeste un gran seguimiento.

CLIMA

El clima es más frío, más húmedo y más cambiante que en España. Sin embargo, tienen seis semanas de calor (julio-1ª agosto aproximadamente) que pueden achicharrar al andaluz más bien plantado. Son días de playa, piscina y sombras. Afortunadamente, es el país de los ríos y de los bosques, lo cual alivia considerablemente ese calor sofocante. No hay que descartar los impermeables ni los paraguas, ya que los días de chaparrón son sorpresivos e impredecibles, sobretodo en la zona oeste.

COMER

El pais del buen comer. De infinidad de productos sofisticados o tradicionales, modernistas o biológicos, del pan, de la mantequilla, del vino...

La recomendación general es mirar la carta de precios que todos los establecimientos suelen tener en la entrada para evitarse sorpresas luego. No hay que fiarse del aspecto del lugar para calificarlo como caro o barato. Los sitios franceses suelen estar decorados con gusto y esmero, incluso elegantemente, y no por ello ser caros. Los sitios cutres no tienen porque ser baratos.

Los horarios son también diferentes y pueden ser problemáticos porque según donde vayas suelen ser estrictos: desayuno de 7,30 a 9,30 - comidas de 12,30-14,30 - café de 15,00 a 17,00 - cenas de 19,00 a 21,00. En zonas turísticas puedes arriesgar con los horarios, pero he visto negarse a atender a un cliente en un restaurante a las 20,45 horas e incluso nos cerraron un salón de té a las 17,00.

El desayuno (“petit dejeuner”) suele ser abundante y caro. Un desayuno en un bar-brasserie no baja de 7 euros. Raramente 5 euros y habitualmente 9 euros en lugares turísticos. Recomendable desayunar por los propios medios, o si se alquila una habitación (casa rural, Logis o Chambre d’hôtes) que incluya el desayuno. En Francia el desayuno suele incluir un zumo, croissant o bollería semejante, pan con mantequilla, mermeladas, café, leche, té, etc.

La comida (“dejeuner”) en Francia tienen costumbre de no ser muy abundante. Incluso un simple bocado para mantenerse. La oferta de menús suele ser tipo Formule, que incluye un entrante y primer plato o primer plato y postre, a elección del cliente. Incluye pan pero normalmente excluye la bebida. Su precio oscila entre los 12-18 euros, aunque se ven incluso a 8 euros. Generalmente, si estas de turismo visitando monumentos, la comida se reduce a un sandwich (bocadillo en España) a 4-5 euros, o una crêpe salada (que lleva ingredientes tipo huevo, jamon york, queso, bacon, etc.) también entre 4-6 euros.

La hora del café o del té es también bastante usual. Si hemos tomado algo ligero para comer, hacer una pausa para tomar un café con algo de la riquisima bollería francesa es un ideal. Un café puede costar desde 2,5 a 4 euros en mesa. Un bollito tamaño individual entre 2-3 euros, existiendo una gran variedad de sabores y elaboraciones. Por cierto, en Francia se distingue entre bolleria (viennoiseries: croissant, suizos,etc) y repostería (pattiseries: minitartitas, pastelitos, chocolaterías, etc.) pero los precios son semejantes. Dos personas meriendan entre 10-15 euros.

La cena (“dinner”) es algo más serio y formal que la comida. Se puede cenar entre 25 y 30 euros si no se hacen alardes. Suele hacerse en restaurants, crêperies, brasseries, pizzerías, etc. Los restaurants ofrecen menús también por la noche, y suelen tener de varios tipos ofreciendo 3 o 4 platos con diversas opciones a elección del cliente. Las brasseries serían algo así como un lugar de platos combinados, ofreciendo también crêpes, pizzas, etc. Pueden ser cutrecillas o lugares con mucho encanto y muy chic, por lo que es recomendable siempre mirar la carta de precios para evitarse sorpresas mayúsculas. Las crêperies ofrecen una alimentación suficiente para aquellos que no necesiten grandes cantidades de comida. La opción habitual suele ser una crêpe salada como primero y luego una dulce como postre. Se pueden pedir entrantes como ensaladas, pero son bastante caras aunque abundantes.

En cuanto a comprar alimentos en mercados e hipermercados, hemos de reseñar que en general todos los productos del campo son más caros, existiendo una oferta muy variada y diversa de frutas y verduras casi todos de origen francés. Los productos envasados tienen precios similares a los españoles, y la carne y embutidos no difieren excesivamente de los precios españoles. Los productos de mercadillos están bien de precio, teniendo en cuenta que muchos son biológicos y 100% naturales.

Los supermercados tienen una hora de cierre muy temprana, entre las 19,00 y las 20,00. Cinco minutos antes cierran las puertas, y los dependientes te obligan a ir a la caja. Son muy estrictos con la hora del cierre porque ellos, en Francia, si llevan a rajatabla la conciliación laboral y no se queda nadie ni un minuto de más en el trabajo.

viernes, 27 de agosto de 2010

Paseo por los márgenes de Valmayor

Hola:

He aquí una ruta bastante interesante de realizar en primavera. Se trata de rodear un tramo del pantano de Valmayor, saliendo desde Villalba.

La ruta recorre la cañada Real que pasa por Villalba y Galapagar. El recorrido que hicimos está marcado con paneles y transcurre por caminos bastante anchos, ideal para transitar en bicicleta o andando, como fue en nuestro caso.

Nosotros comenzamos la ruta en la estación de Cercanías de SanYago (Madrid) que está en Galapagar, lindando con Villalba. Se sube por la calle Mayor, dirección oeste y pronto encontramos un panel indicador que nos encamina por la Cañada Real Segoviana, subiendo por encima de las vías del tren.



El camino recorre una zona de dehesas, que en primavera están siempre cubiertas de flores formando ídilicos prados, donde descansar a la sombra de los árboles. Mejor no saltar vallas porque es zona de cría de ganadería y hay mucho toro suelto.




El camino nos va conduciendo dirección Galapagar, hacia el sur, subiendo por suaves lomas. Pasaremos por la ermita del Cerrillo, como a los quince-veinte minutos de comenzar, donde podremos beber un trago de agua.




Luego, siguiendo siempre hacia el sur, nos conduce al pantano de Valmayor, con unas bonitas vistas de la zona. El aire que se respira es muy puro, y si el día nos acompaña, es la excursión ideal para la tortilla y la bota de vino.






Al poco rato, y después de una larga cuesta no excesivamente dura, comenzamos un largo descenso que nos llevará al pantano de Valmayor









Llegamos al pantano, en la zona en que linda con la urbanización Los Arroyos. Debemos abandonar entonces la Cañada Real Segoviana, y tomar un sendero que sale a mano derecha, dirección oeste y que pasa muy cerca del agua, junto al vallado. A lo lejos se vislumbra el puente por el cruzaremos el pantano para retornar.


Este recorrido es ideal para hacer en bicicleta de montaña porque es un sendero lleno de toboganes. Por ello, hay que tener cuidado con la gente tanto a pie como en bicicleta sobre todo los fines de semana.
Este camino finaliza al llegar a la presa-puente que separa el embalse de Los Arroyos del pantano de Valmayor. Cruzamos la presa por el puente, con unas buenas vistas del pantano, y nada más bajar los escalones, tomamos la senda que sale a la izquierda y que nos llevará a rodear el pantano. Hay que tener en cuenta que llevamos siempre muy cerca el agua a nuestra mano izquierda.



El recorrido de esta parte del pantano es un poco zinzagueante porque hay que evitar las numerosas zonas de humedad. Cuando el pantano está lleno casi no queda espacio para pasar, teniendo que pisar algunos charcos de vez en cuando.


Por fin llegamos a la carretera que va desde Galapagar a El Escorial. Esta carretera cruza por medio del pantano por un puente elevado. Este tramo es el más pesado de hacer, porque aunque el puente tiene una acera que permite cruzarlo andando, si hay mucho tráfico se hace un poco pesadito.
Cruzado el puente giramos a izquierda, y por una carretera de no mucho tráfico, o por senderos de tierra un poco confusos al cabo de unos 15 minutos llegamos otra vez al punto donde se une la Cañada Real Segoviana y la urbanización los Arroyos, quedando cerrado el círculo sobre el pantano.
Ya solo queda retornar tranquilamente por el mismo camino por el que hemos venido, disfrutando de las vistas, sufriendo la larga cuesta, y respirando el oloroso aire de primavera madrileña.
Nosotros empleamos unas 3 horas en hacer el recorrido, de unos 12 kms de longitud